"Cada viaje es un sueño que guardo en el baúl, para no olvidarlo y para encontralo siempre."

5 de noviembre de 2012

Miróbriga y alrededores

Puente de todos los santos, una buena fecha para plantearse dar una vuelta en moto, conocer sitios nuevos o reconocer lugares poco conocidos.

Con este planteamiento y el tiempo meteorológico en nuestra contra, decidimos arrimarnos al suroeste de Salamanca, a reconocer Ciudad Rodrigo, y conocer sus alrededores.

El viaje empieza aburrido, la autopista en moto siempre lo es. Y esta, la autopista digo, nos acompaña hasta después de Salamanca donde nos desviamos a ver en Balneario de Retortillo, que como edificación no tiene nada que ver, pero que esta en un sitio bonito y si pasas por allí merece la pena visitarlo.

Paisaje del balneario de Retortillo

Y el tiempo, el meteorológico, empieza a enseñarnos la uñas en forma de lluvia, que hoy al menos no tocaba según los hombres del tiempo, y de forma más o menos intensa nos acompaña en casi cada pueblo en el que paramos y se va cuando arrancamos la moto. Paramos en Villares de Yeltes y visitamos las ruinas de su castillo; en Yecla de Yeltes y vemos los restos de su muralla prerromana, bonito sitio, recomendable darle la vuelta entera si tienes tiempo.


Muralla perromana de Yecla del Yeltes

Muralla perromana de Yecla del Yeltes

Y nos acercamos a Vitigudino que aunque no estaba en el guión, es donde nos dicen que se puede comer, y llegamos tarde pero comemos, nada especial, pero comemos. Y bajo la amenaza de la lluvia, que a ratos deja de ser amenaza para pasar a ser real llegamos a San Felices de Gallegos, pueblo con castillo y una iglesia grande de esas que impresiona, y un antiguo monasterio y un pilón inmenso.

San Felices de Gallegos

San Felices de Gallegos

San Felices de Gallegos

Y como se hace tarde, y la lluvia sigue queriendo aguarnos la fiesta, decidimos que ya es hora de ir a buscar nuestro hotel y nos llegamos a la antigua Miróbriga, que hoy llaman Ciudad Rodrigo, y encontramos nuestro hotel y entre la lluvia nos damos una ducha de agua caliente que nos reconforta del agua fría que hoy nos ha querido servir de compañera.

Y cuando anochece; y la lluvia a decidido irse a dormir, o a acompañar a otros, que nunca se sabe, cogemos la moto otra vez y nos acercamos a centro de la cuidad para darle una o dos vueltas acompañados esta vez por la noche y sus sombras a tomar una cerveza y si es posible cenar algo. Y tomamos la cerveza y damos dos vueltas buscando un lugar de tapas y raciones y solo encontramos uno y cenamos unas rabas y un revuelto de boletus.

Ciudad Rodrigo la nuit

Después solo nos queda regresar a nuestro hotel, con nuestra amiga la lluvia despidiéndose en forma de lluvia fina de esa que casi no moja pero advierte que mañana, quizás ,vuelva a hacernos compañía.

Y la mañana amanece despejada por el sur, pero nosotros vamos al oeste a Portugal o eso dijimos anoche bien alto para que nos escuchase y después del desayuno cambiamos de destino por lo bajo para que ella no nos oiga y enfilamos para el sur, hacia al Sierra de Gata, que esta vez escondida entre la niebla nos hace ser muy cuidadosos en la bajada del puerto que nos deja en San Martín de Trevejo, precioso pueblo escondido, donde nos escondemos entre sus mil y una calles estrechas de viejas casas de piedra. Y desde aquí, escondidos una vez más en la niebla nos llegamos a Trevejo, donde los restos de su castillo no dejan indiferente, los paisajes son preciosos, y el pueblo, pequeño, muy pequeño tiene un encanto especial, el encanto de lo autentico, de un lugar perdido en el tiempo.

San Martín de Trevejo

Trevejo

Trevejo

Y bajamos hasta Acebo y no nos gusta, mas grande, más turístico, no es que sea feo que no lo es; pero viniendo de Trevejo se hace grande y nos marchamos a buscar donde comer a Gata. Y en Gata: bar los Portales, sitio pequeño, gente amable, buena comida ... deliciosa la ensalada de naranja con pimentón de la Vera. Y el pueblo es bonito y damos un paseo por sus calles empinadas antes de irnos a la Torre de don Miguel, que no se si tiene torre, pero también es un sitio chulo para pasear un rato.

Acebo

Gata

Torre de Don Miguel

Gata

Torre de Don Miguel

Y como ya tenemos los ojos cansados de tanto pueblo, tanta casa, y tanta calle empedrada. Y se va haciendo tarde que los días de esta parte del otoño se hacen cortos; decidimos ir volviendo. Y disfrutamos de cada kilómetro del puerto de Perales y de los kilómetros de antes y de bastantes de los de después hasta que por fin llegamos a nuestra base, buscando una ducha que nos descanse.

Por la noche volvemos a adentrarnos en el recinto amurallado de Ciudad Rodrigo para buscar donde cenar, y lo encontramos, aunque la verdad es difícil, nos sorprende la poca animación turistico-festiva-marchosa que tiene el sitio, sera por la crisis o sera que es así. Pero poquita gente, poquitos bares y aún menos restaurantes.

Ciudad Rodrigo

Y nos encuentra la lluvia, y al salir del restaurante nos saluda y nos acompaña gentilmente hasta la puerta de hotel, hoy te hemos dado esquinazo compañera, a ver mañana.

Y nos despertamos tarde, todas las previsiones dan agua, hoy si de forma abundante. Así que aunque no se vean muchas nubes decidimos con prudencia quedarnos a visitar la ciudad, con paciencia y luz del día. Y Ciudad Rodrigo mola, son 29 palacios si no los conté yo mal, que es posible, y la catedral y el parador que es una torre que levanto nada menos que Enrique II de Trastámara hace mogollón tiempo ya, y unas murallas bien conservadas y bastantes iglesias y pocos bares, pero aún así mola.

Cuidad Rodrigo

Cuidad Rodrigo

Cuidad Rodrigo. Murallas

Cuidad Rodrigo. Parador Nacional

Y dando vueltas, y viendo palacios y casonas y murallas, vamos pasando el día y vemos llegar la noche, como somos de leyendas más que de fechas cogemos caída ya la noche una visita guiada, no de monumentos e historia, sino de leyendas y chascarrillos. Y hay que decir que esta muy bien, que te enteras que tienen en la ciudad a dos fantasmas censados, y una mártir que lo es por no dejarse perder a manos de un rey cristiano, y una casa que aún guarda un tesoro dicen, y otra con un boquete en lo alto para sacar el cañón, y la que por envidias vecinales no se adorna de dos torres y algún chascarrillo más que ahora olvido.

Y la lluvia nos vuelve a encontrar después de la ultima cerveza y se queda haciendo vela toda la noche y algo de la mañana, nos levantamos escuchando su sonido desde la ventana y hacemos las maletas pensado como engañarla. Pero como no se deja salimos a desayunar con la intención de comer en Salamanca, pitrinqui pitranca, antes de seguir a casa.

Pero la lluvia se va y en lugar de para el este tiramos para el oeste, a Almeida y a Portugal. Dicen que ganamos una hora y se come bien, la hora la ganamos y la comida nos costo encontrarla.

Almeida

Almeida

Almeida es otra de esas cuidades que hay que visitar, su muralla en forma de estrella es impresionante, y pasearla bajo la lluvia, que si, que nos ha vuelto a encontrar, es un agradable paseo. Y como en Portugal parece que todo el mundo compra algo, nosotros compramos pan, un bonito pan casero de centeno, y como somos así decidimos que volver ahora como que no, que no apetece, pero ya que no queda otra lo haremos a nuestra manera por el país vecino, siguiendo el Duero. A mi me hubiese gustado seguirlo hasta Mirada, pero se hacia tarde y lo seguimos solo hasta Bemposta, la N221 del país vecino mola y mola mucho que te lo digo yo.

Arribes del Duero. Saucelle

Arribes del Duero

Freixo de Espada
Y en Bemposta comemos, tenemos suerte de que en un bar la chica nos hace una ensalada y un filete con patatas, no es un banquete, pero es lo que hay, son casi las dos y media hora de allí, lo que para nuestros vecinos es más hora del café que de comer y llevamos unos cuantos kilómetros y pueblos buscando donde comer, este puente no hemos estado muy hábiles en esto de buscar donde alimentarnos. Pero el filete esta bueno, y cuando hay hambre todo nos sabe a gloria ... bueno el lomo embuchado que nos puso de aperitivo era gloria. Y entramos en España y llegamos por carreteras de doble sentido hasta Zamora, y no paramos a verla porque la lluvia que se había olvidado de nosotros ahora nos retaba a una carrera ... y son algo más de 200 kilómetros de carrera en la autopista, de tu estas un poco al norte y yo bajo un poco a sur, de tu corres al sureste y me me alejo yo al noreste, y la ganamos y la dejamos atrás y llegamos secos, cansados, con frío y ya entrada la noche, pero secos y contentos.

Y como todo se esto acaba, con una ducha caliente ya en casa y mirando la lluvia caer desde la ventana, nos despedimos de la que una vez más ha querido ser nuestra compañera. Pero otra vez, y ya son muchas, hemos jugado al escondite y aunque nos ha encontrado alguna vez otras se ha liado y nos ha dejado disfrutar de los maravillosos paisajes de las Sierra de Gata y los Arribes del Duero, de las calles de piedra de los pueblos del norte de Cáceres, el sur de Salamanca y el este de Portugal. De Miróbriga y alrededores, lo que ya es mucho en un puente de todos los santos, en el que los "hombres del tiempo" de todas las cadenas daban lluvias generalizadas para casi toda España y parte de Portugal.